El dobles, con un David Nalbandian inspiradísimo, le dio el punto al equipo nacional. Hoy, Juan Martín Del Potro juega ante Rafael Nadal a las 9 y si gana “Delpo”, el cordobés enfrentaría a David Ferrer para intentar levantar la Ensaladera de Plata.
Tenía que ser él. ¿Quién si no? Desde el momento que se pone la vincha blanca y la remera con la inscripción atrás que dice Argentina, él se transforma. Seguramente hará el clic cuando se mira al espejo en el vestuario, se arregla el pelo, agarra con fuerza el grip de la raqueta y enfila para la cancha. En algún instante de ese recorrido él cambia el chip. Se pone el de la Copa Davis. El del país que representa. Y luego despliega su mejor tenis. Modesto “Tito” Vázquez, Eduardo Schwank y 40 millones de argentinos, agradecidos.
David Nalbandian, está claro que a él nos referíamos más arriba, es un jugador copero, de esos que siempre quieren estar, cómo sea, no importa.
Tiene magia, mística, espíritu, garra y sobre todas las cosas corazón. El cordobés es el corazón de este equipo que todavía sigue con vida en La Cartuja de Sevilla. Con su entrega contagió a los tres mil argentinos que estaban en las tribunas, que ayer una vez más alentaron hasta hartar a los españoles.
Sólo faltó que el Rey Juan Carlos les dijera “por qué no se callan”. Pero no, no lo dijo.
Claro que solo no lo hubiera logrado. David tuvo en el rosarino Eduardo Schwank un compañero perfecto. Hicieron todo bien y por eso trituraron a Fernando Verdasco y Feliciano López en una hora y 58 minutos. Fue el partido, hasta ahora, más corto de la serie.
El viernes se habían jugado siete horas entre los dos partidos.
El 6-4, 6-2 y 6-3 hablan por sí solos. Argentina nunca perdió el saque y casi no tuvo errores no forzados. Fue una pareja perfecta, casi de luna de miel. Todo lo contrario para los españoles. Verdasco retó tanto a Feliciano que casi parecía un esposo maltratador y su mujer sometida. Fue penoso ver esa imagen. Pero al equipo nacional le sirvió para seguir con chances de levantar por primera vez la Ensaladera de Plata.
Ahora, la serie está 2-1 para España y a primera hora de hoy (a las 9 de Argentina), Del Potro intentará ayudar al milagro de vencer a Nadal. Y si gana “Delpo”, el título se definirá entre Ferrer y Nalbandian, aunque “Tito” no lo quiso confirmar.
Otro factor clave fue el aliento de los argentinos en las tribunas. Era un ida y vuelta, porque desde la cancha se transmitía un fervor indescriptible. En un punto clave, que ganó Argentina, David rompió el silencio del estadio con el típico grito “vamos” y tiró una piña al aire. Eso encendió a los albicelestes que alentaron mucho más.
“Ayer (por el viernes) y hoy (por ayer) hubo un ambiente increíble. Dejar mudas a 25 mil personas no es fácil... El aliento de la gente que nos sigue incondicionalmente se siente. La de acá y la que hace fuerza en la Argentina. Eso a uno lo motiva, me gusta y por ahí me hace rendir más”, explicó David, ya con las pulsaciones más bajas.
El cordobés no tomó la victoria como una revancha de aquella derrota en dobles de la final de 2008. “Los cinco puntos son importantes. Las situaciones son distintas a la de Mar del Plata. Todavía estamos con vida y hay que estar listos para correr y sufrir mucho”, cerró el unquillense.
“El Rey David y el Príncipe Schwank dan esperanza a la Argentina”, así título el diario Marca y tiene razón. Aunque la fría estadística indique que sólo una vez se dio vuelta una final que iba 2-0 en contra (fue en 1939, cuando Australia le arrebató la Copa Davis a Estados Unidos), Del Potro primero (ojalá se contagie un poco del corazón que le pone David) y Nalbandian (o Mónaco) después intentarán lograr la hazaña. El milagro que tanto buscan. Para dar así “el Cartujarazo” en Sevilla.
Fuente: Mundo D
9:10
Denis Rodriguez





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