20 ene 2011

Exhausto






Nalbandian se retiró cuando perdía 6-1, 6-0 y 2-0 ante el juvenil Berankis. "No me dan las piernas", le dijo al médico que lo supervisó. Antes, Schwank cayó ante García López


Soldado herido no siempre sirve para otra guerra. A David Nalbandian le llegó rápido la factura de las casi cinco horas que jugó el martes contra Lleyton Hewitt, en la primera ronda del Abierto de Australia, y se despidió prácticamente sin oponer resistencia al juvenil lituano Richard Berankis.

"No me dan las piernas", alcanzó a decirle el unquillense (29 años) al médico que supervisó su desgastado físico antes del comienzo del tercer set, con la suerte ya echada. El marcador final mostró un lapidario 6-1, 6-0, 2-0 y abandono en apenas una hora de juego.

El número uno del tenis argentino se había mostrado en buena forma tras el regreso, con satisfactorias participaciones en las exhibiciones de fin de año y un arranque de 2001 prometedor, con final de Auckland incluida. Pero el día del sorteo en el Melbourne Park comenzó a complicar sus planes de cara al primer Grand Slam del año.

Un debut demasiado exigente; un rival al que hubiera merecido enfrentar seguramente en octavos o cuartos de final. La batalla fue épica, "de película", como graficó un Nalbandian que se impuso 9-7 en el quinto set, después de levantar dos match points. Y quien imaginó entonces que el verde currículum de Berankis le permitiría recuperar físico, se equivocó largamente.

El partido no resiste ningún análisis. El espectro de Nalbandian caminó la cancha el rato que le fue posible hasta que dijo basta, una decisión lógica al fin y al cabo. Ganar un Grand Slam, uno de sus tres objetivos junto a la Copa Davis y el número uno del mundo, es la zanahoria que se aleja día a día en el horizonte.

Fuente: Infobae

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