23 jun 2010

Las enseñanzas de Palermo



Maradona y Palermo, mucha mística para una selección que no para de crecer

todas las cosas que se sintieron el martes, en Plokwane, hay una que no debería olvidarse jamás. Y es que no hay que darse por vencidos nunca.

Nos lo dice Martín Palermo, al que la vida la ha puesto tantas trampas que parece un milagro que haya escapado.

El delantero de Boca es un ídolo extraodinario, un goleador fenomenal y un fenómeno de película. Pero también es un hombre común al que le han pasado cosas pesadas, como la rotura de una pierna en su mejor época y la pérdida de un hijo recién nacido.

Sin contar, algo que parece menor al lado de esas desgracias, pero que también lo marcaron: aquellos tres penales errados contra Colombia.

De todo se levantó. Por algo es el "optimista del gol" y en la noche del miércoles, con 36 años y tan sólo 10 minutos en un Mundial, volvió a gritar de alegría. Marcó un gol que anímicante le servirá al equipo como una dosis extra de energía atómica.

Esas cosas sirven para todos; para los que aman el fútbol y para los que no, para los que lo adoran y para los que no, y para los que creen que un golpe en la vida los ha dejado nocaut.

Para eso está Palermo. No para el juego bonito, ni para las jugadas elaboradas. Él está para decirnos que la voluntad siempre será lo más fuerte del ser humano.

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